domingo, 5 de junio de 2011

Día 3 | Desalmar.

Momentos de confusión. El tiempo pasa y nada cambia. La paciencia se agota y todo sigue igual.
Hay un instante en que es necesario parar y decidir. El problema es decidir cuál es el momento adecuado para tomar esa decisión, porque una vez que lo sea, ya nada va a ser igual.
Una decisión va a desencadenar una serie de acciones que no van a tener retorno. Y quizás sea para bien. Quizás sea para peor. Pero si no se toman no va a haber manera de conocerlas.

La soledad puede ser un enorme peso y desatar más angustia de la que ya había. Y hay que dejar salir todo eso afuera. ¿Cómo hacerlo sin lastimarse? No hay respuesta conocida. Por lo pronto aprender que uno vale, que merece ser feliz tanto como cualquier otra persona y que todo aquello que lo lastime, tiene que ser desechado. Descartar lo que genera incomodidad, angustia y tristeza. No debe ser fácil arriesgarse a perder tanto o más bien, tan poco en pos de algo desconocido. Ahí está la valentía, la madurez y la voluntad.
¿Será hora de "desalmarse" un poco?¿Sacar todo aquello acerca de lo cual tanto han escrito los autores de best sellers de libros de auto ayuda, esas armaduras, caretas o barreras que no dejan ver lo que realmente somos?

Llega un punto en nuestras vidas en donde es mucho el esfuerzo que hay que hacer para tratar de ser algo que no somos. Vivir haciendo todo para que el resto nos “quiera”. Tratar de ser la persona que creemos que el otro necesita para enamorarse, para sentirse acompañado, o para lo que sea. 
Si uno no piensa en su bienestar ¿quién lo va a hacer? Hay que ajustarse el cinturón y empezar el juego. El que quiere ayudar, bienvenido. El que no, que siga su vida. El tiempo se agota. La paciencia también

Mientras tanto las dos princesas (a esta altura ya casi reinas) siguen disputándose el territorio y quieren derrotar a los pequeños burgueses que se levantan para destronarlas. No saben que la voluntad de sus súbditos superará cualquier intento suyo por eternizarse en sus tronos.
Cara o cruz.

Ya no más Anas, ya no más Mias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario